• Misiones

    9 de marzo de 2021

    8M: documento paro internacional de mujeres y disidencias

    Denuncian que “el Estado sigue siendo el principal explotador, precarizador”. “El Estado patriarcal es el paradigma del macho violento”.

    En el marco de la jornada nacional de movilización, el colectivo de mujeres y disidencias leyó un documento con críticas al Capitalismo y el Patriarcado.

    El documento:

    Mujeres y disidencias trabajadoras  PARAMOS. Paramos y salimos a la calle aún en Pandemia, con protocolos, cuidándonos, cuidando. PARAMOS porque nuestras vidas, nuestros trabajos, nuestros cuidados valen.

    Como cada 8 de Marzo, día internacional de la Mujer trabajadora estamos reivindicando esta jornada como un día  de lucha por los derechos que siguen negándonos, contra las desigualdades que siguen condenándonos a las formas más cruentas de violencia.

    Paramos para defender las leyes que hemos conquistado y para que esas leyes se cumplan. El aborto es ley en nuestro país por nuestras luchas, pero la ley no es sinónimo aun de derecho. Queremos que esta ley, este derecho que hemos convertido en ley sea garantizado real y concretamente por el Estado.  

    Volvemos a parar tras un año de pandemia.  Al capitalismo patriarcal le sentó bien la pandemia. A nosotras no. Todo se nos volvió más turbio, más precario, más riesgoso, más asfixiante, más mortal. Porque el aislamiento para nosotras significó / significa más violencia, más sufrimiento, más muerte.  Porque nos vimos obligadas a permanecer en nuestras casas y para muchas de nosotras allí anida el femicida; porque allí nuestra jornada laboral no conoce descanso; porque allí el cuidado -privatizado más que nunca por la pandemia- nos agobia y extenúa; porque allí las violencias laborales del capitalismo patriarcal -pandemia mediante-,tuvo nuevas formas.

    Para la mayoría de nosotras se multiplicaron las tareas  a medida que se borraban los límites entre trabajo doméstico y público. El trabajo on line se metió en nuestras casas. Tuvimos que aprender a marcha forzada usos laborales de las redes. Muchas tuvimos que hacer de maestras para nuestres hijes. Muchas extendimos la tarea en el barrio para que se pudiera comer y aún en medio de la cuarentena nos vimos obligadas a salir la calle para reclamar por el agua que no teníamos, por la luz que nos cortaron, por la comida siempre escasa; mientras escuchábamos una y otra vez los récords de enfermos, los récords de contagios, los récords de muertos  junto a las recomendaciones para cuidarnos tan por fuera del alcance de tantas de nosotres, sin casas ventiladas, sin aire puro, sin agua potable, sin jabón, sin alcohol ni remedios, sin atención médica … Todas tuvimos que reinventarnos otra vez para sostener la vida nuestra, de propios y de ajenos.  

    Paramos porque la lucha de nuestras compañeras martirizadas aquel 1908 en la fábrica de Nueva York sigue más vigente que nunca. La jornada laboral de 8 horas por las que pelearon en ese entonces, por las que fueron asesinadas por los patrones capitalistas, vuelve a ser otra vez una de nuestras banderas como trabajadoras porque nuestras jornadas laborales hoy se extienden hasta el límite de nuestras fuerzas durante 14, 16 y más horas de trabajo. En pandemia, nuestras vidas, nuestros cuerpos están sobrecargados ilimitadamente con el trabajo y las tareas de cuidado. Trabajamos mientras cuidamos, cuidamos mientras trabajamos.

    Paramos también porque al no cumplirse el cupo laboral trans muchas disidentes, al revés de las mayorías, en plena pandemia se vieron obligadas a salir de sus casas, a estar en las calles, a prostituirse como única posibilidad para sobrevivir. Por eso, seguimos reclamando por Inclusión Laboral para Trans y travestis en Misiones.

    Paramos porque las trabajadoras esenciales son descuidadas por el Estado, obligadas a enfrentar el rostro más peligroso de la pandemia, en condiciones de riesgo.   En plena pandemia se despidió a enfermeras y trabajadores de la salud, en su mayoría mujeres sostén de hogar.

    Las mujeres y disidencias que trabajamos en esas áreas esenciales y de cuidado estuvimos durante toda la cuarentena exponiéndonos a los contagios,  en condiciones laborales precarias y con salarios indignos. El Estado misionero sigue despreciando las tareas de cuidado,  allí donde mayoritariamente trabajamos mujeres, seguimos teniendo los salarios más bajos, seguimos estando precarizadas, flexibilizadas, explotadas. El estado sigue siendo el principal explotador, precarizador. El Estado patriarcal es el paradigma del macho violento.

    Paramos contra el capitalismo patriarcal:  porque  el poder adquisitivo de nuestros salarios sigue degradándose día a día, por pérdidas que vamos acumulando mes a mes, año a año, alejándonos cada vez más de un salario que garantice el cumplimiento de todos los derechos que tenemos  como trabajadoras y trabajadores.  En pandemia todas nuestras precariedades se profundizaron.  Aumentaron  los despidos, las suspensiones, la precarización y las mujeres fuimos las víctimas más frecuentes de esas situaciones.

    Paramos contra el capitalismo patriarcal, su mercado de la salud y la industria farmacéutica concentrada; porque nos condena a nosotras a la falta de inmunización; porque las vacunas son una mercancía más que está sujeta a las leyes del mercado y a las maniobras para ser acaparadas por los países más poderosos; y porque a nivel nacional y provincial hay privilegiados por su posición económica y social que están primeros en la fila antes que los trabajadores que las necesitan.

    Paramos porque el Estado obliga ahora a docentes y trabajadores de educación, en su mayoría mujeres, a retornar a las escuelas, sin condiciones de bioseguridad; sin lugares seguros para dejar a sus hijos mientras madres y padres vuelven a sus lugares de trabajo; sin el personal necesario para mantener la higiene de las escuelas, sin los elementos de protección que sí o sí deben ser provistos por los maestros y los alumnos; sin estar vacunades.

    Paramos para visibilizar el trabajo de nuestras compañeras de la Economía Popular, las que están haciendo el máximo esfuerzo para garantizar la alimentación, la asistencia, el acompañamiento de grandes sectores de nuestra población excluida. Sector al que Estado llega también haciendo uso de nuestros cuerpos y trabajados precarizados. Muchas de las políticas que promociona el Estado están garantizadas por cooperativas de trabajadoras, que seguimos cargando sobre nuestros hombros tareas esenciales que no están reconocidos como trabajo y menos remunerado como tal.

    Paramos contra el capitalismo y sus gobiernos que con su reforma jubilatoria destruye las jubilaciones y con ello la vida de miles de trabajadoras jubiladas  que construyeron la riqueza del país y las ganancias de la empresarios.

    Paramos contra el capitalismo que por mantener su tasa  de ganancias incendia  nuestra selva, contamina nuestros ríos, destruye el habitat de los pueblos originarios y condena a la miseria a las campesinas.

    Paramos una vez más por NI UNA MENOS; la forma más cruenta de la violencia machista. Los femicidios se incrementaron durante esta pandemia.   En el 2021 ya hay más femicidios que días del calendario. Las mujeres sufrieron más violencia en cuarentena debido al encierro con su agresor y a políticas que hacen recaer sobre la propia mujer toda la responsabilidad de su protección. Paramos contra el patriarcado porque a medida que la crisis se agudiza se agudizan las vejaciones sobre las mujeres y las disidencias en tanto sectores sociales más oprimidos.

    Paramos contra la doble vara injusta de la Justicia y la impunidad de los crímenes contra nosotres; contra la protección estatal, mediática y social a los violentos de las elites, de los grupos de poder.  Muchos hijos del poder culpables de femicidio no recibieron, no reciben sus condenas en medio de la indiferencia de parte de la sociedad y la proliferación de discursos de odios que fogonean femicidios y travesticidios. Paramos porque para nosotres no hay Justicia.

    Paramos contra la Justicia Patriarcal. Un poder judicial que revictimiza a las víctimas, que persigue, hostiga a  los sectores más empobrecidos y vulnerados de nuestra población. Una corporación judicial que  se ensaña con las mujeres, nos criminaliza, nos  persigue, nos juzga y encarcela porque no cumplimos los roles estereotipados de cuidado, a cualquier costo, en cualquier contexto.    Las causas de María Ovando, Cristina Vázquez, Cecilia Rojas, Victoria Aguirre, Miriam Bogado, y podemos seguir nombrando son el ejemplo de cómo opera la Corporación judicial, cómo el Estado, que no garantiza derechos básicos a las mujeres y sus hijes, se erige en el juzgador impune y solo busca castigar, disciplinar. 

    Exigimos la absolución definitiva de María Ovando, la absolución definitiva de Victoria Aguirre, la absolución definitiva de Miriam Bogado, y la libertad de todas las mujeres encarceladas de manera arbitraria, injusta e ilegal. Exigimos Justicia para Cristina Vázquez, Cecilia Rojas y todas las mujeres condenadas en causas armadas por las policías y la corporación judicial.

    Paramos porque con leyes que no se cumplen, con funcionarios que no atienden nuestros reclamos de justicia, con empleados que ignoran nuestras denuncias, con un estado que protege la violencia institucional de sus fuerzas de seguridad, con un estado que brinda impunidad a las violencias de género que policías perpetran; TODO DERECHO ES LETRA MUERTA Y EL FEMICIDIO ES CRIMEN DE ESTADO.

    Así, ha quedado demostrado con el asesinato en Paraguay de las niñas argentinas de once años  Lilian Mariana y María Carmen Villalba, secuestradas y ejecutadas por fuerzas militares y cuya muerte fue celebrada por las más altas autoridades paraguayas. Lo demuestra también la desaparición de su prima, la adolescente Carmen Elizabeth Oviedo Villalba y el encarcelamiento de Laura Villalba Ayala, madre de María Carmen, acusada de haberlas descuidado. Todas ellas residían en Misiones hacía más de 10 años. Ninguna autoridad de la provincia, ninguna de sus funcionarias o funcionarios expresaron repudio o reclamo alguno a las autoridades del Paraguay, guardando un ominoso silencio ante estos crímenes de un Estado infanticida y femicida.

    Paramos contra el patriarcado. Queremos volver a caminar sin miedo por las calles. Sin temor a ser atacadas, violadas, asesinadas. Sin temor a encontrarnos con los violadores, asesinos impunes.

    Paramos contra el patriarcado porque la IVE -Interrupción voluntaria del embarazo- no se puede implementar en su totalidad en muchas provincias, entre ellas la nuestra, con marcada influencia de iglesias cristianas y de ideologías conservadoras con el apoyo y complicidad de gobiernos provinciales antiderechos que obstaculizan el acceso al aborto legal, libre, seguro y gratuito; lo que provoca que clínicas enteras se declaren “objetoras de conciencia” y no cumplan con la ley.

    ¡Basta de explotación y precarización laboral!

    ¡Basta de violencias, abusos y femicidios impunes! 

    ¡Somos esenciales!

    ¡Paramos hoy y no dejaremos de parar hasta que paren de matarnos!

    ¡Ni una menos!

    ATE Misiones


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