2 de noviembre de 2016
“Yo no trabajo, cuido a mis hijos”
El trabajo invisible, tan desigual entre mujeres y hombres como el remunerado, fue eje del segundo encuentro del Seminario de Mujeres de ATE
Corina
Rodríguez Enríquez, investigadora de CONICET y miembro del Centro
Interdisciplinario para el Estudio de Políticas Públicas, fue la panelista que
abrió hoy el segundo encuentro del Seminario de Mujeres de ATE en la sede nacional
del gremio.
Su
exposición intentó demostrar que el trabajo no remunerado al que denominó “invisible”
y que legitima las relaciones sociales de producción capitalistas, también está
regido por la distribución sexual del trabajo que genera una desigual
participación entre géneros.
El
trabajo no remunerado al que hace referencia son, por ejemplo, las tareas
domésticas y el cuidado de hijos y parientes.
“En
las mujeres se manifiesta en extensas horas de trabajo remunerado y no
remunerado y en la limitación para desarrollarse en el ámbito del empleo y en
otros aspectos de la vida: menos tiempo para formarse, auto cuidarse, tener
espacios de socialización y ocio. Los varones si bien tienen privilegios, les
impide gozar del derecho al cuidado de sus hijos, los obliga por mandato a ser
los principales proveedores”, precisó Rodríguez Enríquez a El Trabajador del
Estado.
La
investigadora compartió además cifras de la Encuesta Permanente de Hogares, que
demuestran la existencia de una brecha del 20% entre la participación de
mujeres y hombres en el mercado de trabajo y que la tasa de informalidad
laboral es mayor en ellas que en ellos.
Por
otro lado, Rodríguez Enríquez aseveró que la organización social del cuidado,
que compromete a los hogares, el Estado y el mercado de trabajo, es injusta.
“El
Estado debiera ser el garante en el derecho al cuidado y el transformador de
esta organización. Debiera intervenir a través de sus políticas públicas,
regulaciones y garantías de derecho, incluso, obviamente, en su carácter de
empleador”, añadió la expositora.
En este sentido, la Encuesta Permanente de Hogares arroja que las mujeres dedican al menos el doble de tiempo que los hombres a las tareas domésticas, de apoyo escolar y cuidado, en cualquier circunstancia. Y que mientras el 20% de las mujeres más pobres dedica más tiempo que el 20% de las mujeres más ricas, en los hombres ese porcentaje varía ínfimamente.
Prensa ATE