¿Chernobyl en Argentina?
ATE CNEA - Miembro del Consejo Directivo Nacional
¿Chernobyl en Argentina?
Nadie está corriendo riesgos con la energía nuclear en Argentina. Por
el contrario, la investigación científica tecnológica está en peligro de muerte
con el Gobierno Nacional de Macri.
El miércoles 18 de junio, inesperadamente, América
TV se montó en la entrada de la CNEA anunciando un inminente “Chernobyl
Argentino”. Se podría pensar en un periodismo aficionado a las catástrofes: el
miedo vende bien y después se olvida. Pero no. La nueva serie de HBO, esta vez
sobre el accidente en la planta nuclear de Chernobyl ocurrido en el año 1986,
en esa localidad del norte de Ucrania, a instancias de una URSS en
descomposición. Se puede afirmar que HBO se dispone a tirar la revolución
bolchevique por la borda. Pero eso será tema de otra polémica.
Convergente con el Gobierno macrista y sus medios hegemónicos, se
utiliza la serie de HBO para avanzar en el desmantelamiento de los organismos
que producen, desarrollan e investigan en el área nuclear. Por eso, podemos
afirmar que se trata de una decisión premeditada con alevosía.
La primera cuestión a discutir es por qué nuestras centrales nucleares
que abastecen de energía eléctrica (Embalse, Atucha I y II) no pueden
convertirse en Chernobyl. En este particular evento explotó el reactor tipo
RBMK. Veamos por qué:
El reactor RBMK, que se utilizaba en Chernobyl, de 1000 megawatts
eléctricos, es moderado con grafito y enfriado con agua liviana. El núcleo del
RBMK es inestable por debajo de 700 megawatts (casi la cuarta parte de su
potencia nominal). A baja potencia el reactor es difícil de controlar y
cualquier tendencia hacia una reacción en cadena se amplifica rápidamente. Esta
es una característica típica de los RBMK y está ausente en los diseños del
resto de los reactores y hasta de los reactores rusos VVER. En todos los
reactores diferentes al RBMK, cualquier incremento en la reacción en cadena es
automáticamente detenida, debido a como está diseñado el núcleo del reactor. La
explosión en Chernobyl ocurrió, entonces, durante una prueba a baja potencia,
es decir en el momento en el cual el reactor es inestable.
Asimismo, en un reactor RBMK las barras de control se insertan
lentamente. La inserción completa tarda 20 segundos, mientras que en otros
reactores en el mundo solo toma menos de 2 segundos.
En el reactor RBMK, el moderador neutrónico consiste en 600 toneladas
de grafito. El grafito muy caliente, cuando entra en contacto con el aire,
estalla en llamas. Los reactores en Argentina y en el resto del mundo no tienen
grafito ni otro material inflamable.
Los reactores de Chernobyl no tienen contención estructural. Esto
hubiera reducido y retardado el escape de material radiactivo. Semejante
contención protege a los otros reactores del mundo (incluso los reactores rusos
VVER).
El RBMK era un doble acoplado sin frenos por un camino de montaña, con
una dirección que no trabajaba y con un sistema de frenos que acelera el
vehículo por unos segundos y tarda otros 20 segundos en aplicar los frenos. Nada
parecido a la experiencia nuclear, la expertiz de las y los trabajadores y la
tecnología que hemos sabido conquistar durante 60 años en CNEA.
Desmantelar el conglomerado industrial
del área nuclear
El presupuesto de la Comisión Nacional de Energía Nuclear (CNEA) era
en 2015 equivalente a 363 millones de dólares y cuatro años después quedó
reducido a apenas 170 millones. Un recorte del 53%. De esta manera, se ha
degradado a niveles insólitos los salarios de sus trabajadores, sus
laboratorios, grupos de investigación y plantas pilotos.
Inmediatamente posterior al primer acuerdo con el FMI, el macrismo
canceló los acuerdos firmados en 2015 con China para construir dos centrales de
potencia: una CANDU de uranio natural y agua pesada, y una Hwalong-1 de uranio
enriquecido y agua liviana. Hoy sólo queda en pie la segunda, tirando por la
borda la CANDU, que implicaba que Argentina dirigiera la obra y la industria
nacional suministrara el 75% de sus componentes.
El abandono de la CANDU deja en suspenso 52 años de experiencia argentina
en uranio natural y agua pesada, una tecnología más barata y simple que la de
las PWR, nombre genérico de las centrales de uranio enriquecido. Es una
autonomía tecnológica laboriosamente conquistada desde 1967. En los planes
firmados con China hasta fines de 2015, la CANDU debía entrar en obra en 2016 y
la Hwalong-1 debía empezar su obra en 2019. Con el nuevo programa, tal vez la
Hwalong-1 se comience en 2021, sin –por el momento- ninguna garantía.
En el acuerdo bilateral que el gobierno argentino firmó con Chinay
dará forma al acuerdo bilateral para la construcción de la cuarta central
nuclear en la Argentina, se contempla un préstamo chino de USD 7.900 millones a
20 años y un adicional de UDS 2.500 millones para la realización de esta obra
con tecnología exclusivamente china.
La Hwalong-1 se compra con una participación argentina del 15%. Atucha
I, en 1967, se compró con un 31% de participación argentina asegurada: era
nuestra primera central.
Jamás, el Programa Nuclear Argentino hizo una compra tan «llave en
mano» como ésta de la Hwalong-1. No es una vuelta a los años 60, sino a los 50,
cuando la CNEA era una entidad exclusivamente académica. Por esto, se puede
afirmar que se trata de una decisión política premeditada, tendiente a desmantelar
el conglomerado industrial del área nuclear.
En la misma línea, la empresa que actualmente opera las centrales
nucleares NA-SA (Nucleoeléctrica Argentina Sociedad Anónima) planifica su
futura autodestrucción. Su presencia en obra de la Hwalong-1 será casi
simbólica y su existencia ulterior, si la hubiera, se volverá redundante. En
este sentido, se enmarcan los 270 despidos durante mayo del 2018 en la unidad
de gestión para la construcción de la central nuclear tipo CANDU.
Para cerrar este cuadro calamitoso hay que denunciar la destrucción de
la a PIAP (Planta Industria de Agua Pesada). Esta planta ubicada en Arroyito, a
55 kilómetros de la Ciudad de Neuquén, es la más grande del mundo para la
producción de agua pesada, un elemento indispensable para moderar y refrigerar
el funcionamiento de los reactores nucleares. Tiene una capacidad de producción
de 200 toneladas por año y elabora «agua pesada grado reactor» con el más alto
nivel de pureza. Es una de las pocas proveedoras de agua pesada en el mercado
internacional y cuenta con la planta de mayor capacidad de producción en el
mundo.
El gobierno inició la destrucción: retiros voluntarios,
desmantelamiento de sectores claves, falta de presupuesto para el mantenimiento
y la decisión entreguista de clausurar la tecnología que, hasta el macrismo
controlábamos, cerrando líneas de investigación, desarrollo y producción en la
CNEA.
Lo único que se parece a Chernobyl es el gobierno de Macri, que está
haciendo estallar por los aires la ciencia, la tecnología, el entramado industrial
argentino y la vida de las y los trabajadores. Para derrotar al macrismo, con
el Frente de Todos empujamos la soberanía energética, la autonomía tecnológica
y la revalorización de los y las trabajadores del sector.
Rodolfo Kempf
ATE CNEA - Miembro del Consejo Directivo Nacional