Servicio cívico voluntario en valores: Mano de obra gratis para la represión
Titular del ISSTATE
Servicio cívico voluntario en valores: Mano de obra gratis para la represión
¿Cómo recuperar el sentido de pueblo?
La SEÑORA ministra de seguridad dotada de una personalidad fascistoide, además de bancar el gatillo fácil, y soñar vivir en los tiempos del far west (lejano oeste estadounidense), ahora parece que necesita mano de obra gratis para reprimir, será que supone muy alto los sueldos de gendarmería (salario categoría gendarme 19.704$ -sin adicionales- fijado por resolución 374/2019).
Parece un burdo intento de recreación de la “gendarmería volante”. En un primer momento fue una patota patronal formada por La Forestal para reprimir las huelgas de 1919 en Santa Fe, pero pronto extendió su área de influencia a las provincias de Chaco y Salta, la región del quebracho colorado que explotaba la empresa. La tercera huelga en La Forestal del año 1921 fue la más importante y culminó con una salvaje represión con un saldo de centenares de muertos y de dirigentes encarcelados. En la zona de Villa Ana, Villa Guillermina, Tartagal y Florida se desbastaron barrios enteros con la complicidad de los jueces de paz y la dirigencia política.
“Tendrá por objeto brindar capacitación en valores democráticos y republicanos, fomento del compromiso personal y para con la comunidad, hábitos responsables, estímulo a la finalización del ciclo educativo obligatorio y la promoción del desarrollo de habilidades para el trabajo, culturales, de oficios y deportes”, dice en su art. 2 la resolución 598/2019, sería una pérdida de tiempo analizar si estos preceptos puedan ser inculcados por esta institución.
Lo que no sería una pérdida de tiempo es analizar el comportamiento de nuestra sociedad, podríamos preguntarnos cuantos habitantes de nuestro país participan activamente de algún tipo de organización libre del pueblo (clubes, sociedades de fomento, cooperadoras, ONGs, sindicatos, asociaciones de consumidores, centro de jubilados, etc. Etc.) donde se ocupen de problemas colectivos. Hay muy pocos estudios que cuantifiquen el grado de participación, hay quienes sostienen que esa cifra ronda el 30% de la población, (alrededor del 25% es menor de 16 años, sobre una población de poco mas de 44.500.000). Pareciera que la única acción que tenemos en común la población mayor es pagar impuesto al consumo (IVA), parece ser que la cultura impuesta por el liberalismo económico va ganando la batalla, el individualismo se va convirtiendo en intrínseco mas allá de lo coyuntural.
Un proceso que intente retomar un camino soberanía política, independencia económica y justicia social, deberá tomar esto en cuenta. El principal problema está claro en nuestro país es la distribución de la riqueza, no somos un país pobre somos un país injusto, pero si pudiéramos resolver este problema en muy corto tiempo lamentablemente nos encontraríamos con el serio riesgo que la mayoría de nuestro pueblo no mejoraría como sociedad, solo cubriría sus ansias de consumismo la gran religión de las sociedades que habitan los países centrales, caracterizadas por su insolidaridad no solo con los seres humanos contemporáneos, sino de las futuras generaciones. Prueba de ello es que la humanidad está consumiendo un 50% más de lo que el planeta regenera, en términos anuales lo que consumimos en un año el planeta tarda un año y medio en regenerarlo.
Debemos recuperar el sentido de pertenencia a un Pueblo, a un Estado-Nación desde lo político pero reconocer la existencia de naciones preexistentes desde el concepto esencial (pueblos originarios), esa es una batalla política y cultural insoslayable. La cultura popular sostiene que las mujeres se enamoran de lo que escuchan y los hombres de lo que ven, cómo podemos amar un país que no conocemos y no escuchamos las necesidades de las personas (que no aparecen en los medios de comunicación hegemónicos), habrá que encontrar formas para que la Patria se sienta en lo más profundo de nuestro ser.
Un medio puede ser aumentar exponencialmente las colonias de vacaciones para que en la niñez y la adolescencia se conozca el territorio de la Patria, tal vez cada egresado de la secundaria y de la facultad deba reintegrar en servicios concretos esos recursos invertidos por el conjunto de nuestro pueblo, cada uno de nosotros debe dar una pequeña parte de su vida a la sociedad a la que pertenece (si lo sabremos los militantes de las organizaciones libres del pueblo que le quitamos tiempo a la familia, los amigos o el ocio).
Estoy convencido que hay que empezar a discutir un servicio social obligatorio (remunerado con el equivalente a una jubilación mínima), que se instituya en forma progresiva, con personas mayores de edad, que acompañe a ancianos, niños, enfermos, o que ponga en práctica los saberes adquiridos al servicio de la comunidad y no solo como medio de vida individual.
COMO PUEBLO SEAMOS CAPACES DE SER ARTÍFICES DEL DESTINO COMÚN PARA DEJAR DE SER UN PAÍS INJUSTO Y COLONIAL.