Las urnas lo confirmaron: un Estado Popular es Posible
En una semana, la segunda de agosto, se
produjeron los dos hechos más trascendentes para los trabajadores estatales en
el transcurso del año. El día 7, una elección ejemplar en nuestra ATE ratificó un rumbo de lucha, de autonomía,
de reinventar nuestro gremio con más democracia, crecimiento y participación en
todo el país.
Y, como dijimos en la campaña al enarbolar la
consigna principal “Con lxs trabajadorxs, Un Estado popular es posible”, los
estatales adelantamos el resultado del otro hito fundamental como fue el 11 de
agosto, cuando en las PASO fueron derrotadas categóricamente las políticas que
Macri y el FMI nos imponen desde hace cuatro años, entregando soberanía y
privando de condiciones de vida dignas al pueblo argentino.
Sin dudas fue la lucha activa de nuestro pueblo
en las calles, construyendo la unidad del conjunto del movimiento popular, la
que abrió las puertas a un nuevo tiempo de esperanza. Un tiempo en el que debemos
recuperar la iniciativa política para construir un país basado en el trabajo,
la producción, la soberanía nacional, la justicia social y la integración
latinoamericana.
También podemos decir con orgullo que somos
un gremio poderoso y grande, democrático y participativo, extendido y
consolidado en el territorio. Que nuestras elecciones han sido ejemplares y
mostraron elocuentemente el crecimiento en afiliaciones y en nuevas seccionales.7655
dirigentes fueron votados en 181 seccionales –mientras otras 5 están pendientes
de ser convocadas- frente a las 150 que
teníamos cuatro años atrás. Datos que demuestran claramente la expansión y
consolidación territorial.
Pero el crecimiento también es cualitativo porque
refleja la incorporación de miles de jóvenes y de mujeres que se suman a los
cargos representativos al calor de los cambios culturales y políticos de los
últimos años.
Ni hablar de la satisfacción que nos da saber
que somos capaces de convivir democráticamente distintas corrientes de
pensamiento, y que la mejor herramienta política para definir rumbos, son la
asamblea y la elección democrática.
El
protagonismo de los estatales
Nuestro protagonismo fue esencial en este
tiempo de resistencia a la reacción conservadora que padecemos en Argentina y
en Latinoamérica en los últimos años. Una reacción que recibe como respuesta
los aires de cambio en nuestro país o las señales de continuidad en las
experiencias políticas de otros pueblos latinoamericanos, como Bolivia o
Uruguay.
Enfrentamos ese tiempo con el orgullo de
haber sido la primera organización que paró y marchó a Plaza de Mayo aquel 24
de febrero del 2016. Y cuando la reelección de Macri parecía tener el camino
asfaltado-luego de las elecciones del 2017- fuimos los primeros junto a nuestra
CTA A en convocar a un nuevo paro y movilización el 6 de diciembre de ese año,
enfrentando al Pacto Fiscal, la Reforma Laboral y la Reforma Previsional.
De la misma forma que participamos de las
gloriosas jornadas del 14 y 18 de diciembre en el Congreso contra la Reforma
Previsional -haciéndole frente a la brutal represión- y empezando a sepultar el
sueño de la reelección.
Un camino de cuatro años que, sin ninguna
duda, fue sumamente dificultoso y doloroso con las muertes de Santiago Maldonado
y Rafael Nahuel; los miles de despidos y el deterioro salarial que nos sumergía
en la pobreza. Pero a pesar de todo eso, luchamos con la alegría y la
convicción de que éramos capaces de construir un escenario nuevo.
La
presencia en las calles
Pero tras la ratificación del camino en
nuestra organización y el resultado de las PASO, vino la reacción de los
grandes grupos económicos. Así sufrimos un golpe de mercado brutal con una
devaluación del peso entre el 25% y el 30% con la consiguiente pérdida de
capacidad adquisitiva de nuestros ingresos, multiplicando el hambre y la
pobreza en nuestro país.
Una clara señal dada por esos grupos
económicos (mercados) para extorsionar a nuestro pueblo y también al futuro
gobierno, dejando brutalmente claro y explícito quién tiene el poder real en la
Argentina.
El camino hacia el 10 de diciembre, cuando
asuma el nuevo gobierno -que esperamos se consolide en las elecciones- parece
demasiado largo ante esta situación de vacío de poder y elocuentes presiones donde
se siguen cotidianamente fugando
capitales y especulando con las riquezas que genera nuestro pueblo.
Por eso, hoy más que nunca, debemos mantener
la presencia en las calles, movilizados, como lo hicimos y lo haremos desde ATE
y la CTA-A y como nos proponemos hacer el próximo 10 de septiembre.
Con esta convicción salimos al encuentro en
espacios de diálogo, de reflexión y de unificación de criterios para enfrentar esta difícil coyuntura, con
diversos sectores del campo popular, con los que venimos transitando juntos
estos cuatro años de lucha.
En ese camino de unidad presentamos, junto a
la CTA A y las organizaciones sociales, un pliego común al Consejo del Salario
Mínimo, Vital y Móvil y del Empleo para repudiar estas políticas y terminar con
el flagelo del hambre en la Argentina garantizando un salario mínimo de 32 mil
pesos para no estar por debajo de la canasta básica.
Y para decir también que hay cambiar la
composición del Consejo del SMVyMyE y que incorporar la representación de las
organizaciones de la Economía Popular –que no están en la centrales sindicales-
como así también que se extienda el
derecho al salario mínimo, vital y móvil a los trabajadorxs de los Estados
provinciales y municipales, al Salario Social Complementario, a las
trabajadoras de Casas Particulares y los jubilados y jubiladas.
Y así como saludamos la incorporación al Consejo de Esteban “Gringo”
Castro de la CTEP y de Omar Giuliani de nuestra Federación Nacional Territorial
(FeNaT-CTA.A), empujados por las imponentes movilizaciones del 28 y 30 de
agosto, rechazamos categóricamente la insuficiente oferta gubernamental.
La construcción de un Estado democrático y
popular tiene que manifestarse en propuesta y acciones concretas que lo
vehiculicen. De la misma manera que debemos amplificar el debate popular hacia
la definición de Políticas Públicas que hagan viable ese Estado al servicio de
las mayorías populares.
Con
las banderas bien altas
De la misma manera que debemos debatir cómo
garantizar que el nuevo gobierno no sea solo un cambio de personas sino de
políticas públicas. Por eso estamos convencidos de que hay determinadas
prioridades que debemos plantearle al futuro gobierno: la reincorporación de
todos y todas las despedidas;el restablecimiento de los programas de gobierno
que beneficiaban a vastos sectores de nuestro pueblo y fueron recortados o
vaciados y la anulación del Convenio Colectivo trucho que firmó este gobierno con su gremio amigo para beneficiar
y privilegiar a dos mil quinientos funcionarios jerárquicos que hoy cobran
fortunas y aspiran a eternizarse en sus puestos para boicotear desde allí al
futuro gobierno.
Esa ATE participativa y movilizada que se
expresó el 7 de agosto y esos millones de argentinos que nos movilizamos en las
urnas para decir Basta, somos la garantía -conscientes y organizados- de que
este tiempo de esperanza que se vislumbra podrá concretarse construyendo un
Estado democrático y popular con nuestro protagonismo.
(Editorial de periódico El Trabajador del Estado Agosto/Noviembre 2019)