Necesitamos reformas estructurales pero contrarias a las del neoliberalismo en el poder
Secretario General de ATE Nacional y Adjunto de la CTA Autónoma
Necesitamos reformas estructurales pero contrarias a las del neoliberalismo en el poder
Las declaraciones de Daniel
Funes de Rioja, presidente de la Coordinadora de las Industrias de Productos
Alimenticios ( Copal) y uno de los vicepresidentes de la Unión Industrial Argentina
(UIA), hechas en el Rotary Club de Buenos Aires, buscan condicionar, desde
intereses específicos, cualquier posibilidad de diálogo y de acuerdos
multisectoriales en un futuro Gobierno. Ante esto, entendemos que es necesario
responder desde los intereses de los sectores que hemos sido los más
perjudicados por las políticas de los últimos cuatro años, es decir, los trabajadores y los sectores populares.
Sin dudas que el país
necesita reformas estructurales. Pero
están tienen que estar en sentido absolutamente contrario a las que viene
haciendo el neoliberalismo en la Argentina en los últimos años, y que están
plasmadas en las condiciones que ha impuesto el Fondo Monetario Internacional.
Además, hablar de ‘Rodrigazo’
en este contexto no es un mensaje inocuo. Recordemos el impacto no sólo
económico sino también político de esas medidas, que fueron la antesala del
plan neoliberal implementado a sangre y fuego por la dictadura militar, de la
mano de José Alfredo Martínez de Hoz.
Los sectores que representa
Funes de Rioja plantean siempre la misma respuesta para la inflación: dolor y
sacrificio para los sectores populares. El empresario cuestiona de forma
peyorativa las asistencias ante la crisis de hambre y pobreza. Es importante
recordarle que tantos las asignaciones sociales como los bonos –que también se
niega a pagar- dinamizan el consumo de alimentos y, por tanto, son medidas que benefician
al sector que él representa.
Se trata de un sector
que, en un contexto de estancamiento económico, siguió creciendo. En 2018,
respecto al año anterior, se expandió un 130%. Asimismo, los alimentos vienen
registrando una inflación superior al Índice de Precios al Consumidor, que solo
se entiende si se comprende las características del sector, esto es, de
carácter oligopólico, capaz de formar precios.
Desde ATE y desde la CTA
Autónoma entendemos que, para evitar una nueva escalada inflacionaria, el
Estado debe cumplir un rol fundamental ligado al desarrollo productivo. Para
ello, debe controlar el sector energético, el mercado de bienes masivos
–fundamentalmente alimentos y medicamentos- y el sector externo.
Funes de Rioja se mete en
la discusión del tamaño del Estado pero lo hace con datos falsos. Entre 2000 y
2015 los datos oficiales precisan que la cantidad de trabajadores estatales
creció en un millón de personas.
Quedó demostrado que los
más de 35 mil despidos y las jubilaciones anticipadas que sufrimos los
estatales en estos cuatro años afectaron el funcionamiento del Estado. Y
además, un Estado al servicio de las mayorías populares sin duda requiere de
una planta de trabajadores en crecimiento.
Si los cambios
estructurales se producen escuchando a los sectores que Funes de Rioja
representa, seguramente habrá resistencia por parte de los grandes sectores
sociales que el 11 de agosto derrotamos
al neoliberalismo en las urnas. Porque es justamente ese modelo, exigiendo
equilibrios macroeconómicos según la receta del FMI, el que nos ha traído a
este presente de catástrofe social y desestructuración económica y productiva
del país.