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    23 de septiembre de 2019

    La dignidad de los y las que cuidan: Trabajadores no esclavxs

    20 de septiembre. Fecha en la que el ministerio dispuso asueto para los trabajadores de salud. 15,30 hs, bajo una de las carpas se da lectura al acta que permite destrabar la medida de fuerza de los trabajadores de salud de toda la provincia. El ministro de salud Walter Villalba firma al acta junto a Jorge Koki duarte por la CTAA provincial, Alejandro Carballo por la CTA Y ATE Eldorado y delegados de sector Teresa Saucedo, Lalo Sanabria, Mariela Rodríguez, y el cacique Catri Duarte cacique de Tekoa Ka´aguy Miri Rupa, del Alto Valle del Cuña Piru.

    Era el quinto día de paro provincial de salud y acampe frente al ministerio. Había una rara sensación. Sentimientos encontrados. Esa acta acuerdo era el resultado de un proceso largo que este año empezó en los meses de marzo y abril.

    ¿Cómo llegamos al paro y acampe los trabajadores de salud?

    DESPUES de presentar muchas notas a los ministros de salud y de economía

    DESPUES de hacer asambleas y reuniones

    DESPUES de hacer varias semanas de paros

    DESPUES de conciliar 7 semanas en el ministerio de trabajo

    DESPUES de reunirnos con el ministro de salud

    DESPUES de hacer un plenario provincial de trabajadores de salud ya habíamos agotado todas las instancias. Y finalmente el paro provincial y acampe por una semana frente al Ministerio de Salud, y las acciones que además se sumaron en hospitales y cpas del interior.

    La construcción de la Unidad

    Desde las asambleas que se hacían en los hospitales cuando recorríamos las localidades del interior en donde fue elaborándose el petitorio con los tres puntos: AUMENTO SALARIAL, ADICIONAL DEL 60%, PASE A PLANTA PERMANENTE. Hasta tomar la decisión en las asambleas de comenzar con los paros.

    Después vino el tiempo de las conciliaciones obligatorias en Eldorado y en Posadas. Fuimos articulando lentamente las voluntades para hacer un reclamo provincial unificado. EN UNIDAD. Fuimos discutiendo más, creando confianza, recuperando a compañeros y compañeras, entendiendo que para poder disputar con mayor fortaleza, la voluntad colectiva y la unidad en algún momento deberían ser mayores a la voluntad individual o sectorial.

    Ya en la reunión con el ministro del 05-09-19 estuvo representada toda la provincia. Esa articulación y unidad provincial es la que se sostuvo, no sin interferencias ni detractores, hasta el último día del acampe.

    El largo tiempo de nuestras luchas

    Hacíamos memoria y nos llevó hasta el año 94, cuando se implementó el primer tramo de la carrera sanitaria como antecedente provincial de reclamo en salud. Después vinieron 10 años de congelamiento salarial y desde el 2004, se hicieron muchas peleas importantes pero todas focales, en Eldorado, Pediatría, Lacmi, Baliña y otros. Había empezado también el intento de desmantelar el modelo de salud que en lo referido al recurso humano se expresaba en la carrera sanitaria sustituyéndolo por el modelo del parque de la salud: precarización, e inestabilidad laboral.

    En esta pulseada pusimos como prioridad fortalecer el equipo de salud en el que todos somos parte y tenemos responsabilidades, contraponiendo al modelo hegemónico donde solo importa el profesional médico. Por eso este acta alcanzó a la casi totalidad de los y las que trabajamos en salud pública. 8811 trabajadores. Creemos que para avanzar en la recuperación de los derechos cercenados y lograr la equiparación y aumento salarial que nos propusimos, como el adicional del 60% y la estabilidad laboral a través del pase a planta, la pelea debe ser de “todos y todas”.

    Acá también ganamos en confianza. Muchos trabajadores de salud, cuando recorríamos los hospitales y caps, daban vuelta la cara, o nos miraban con desprecio o se burlaban. A esos también les tocó esta compensación. Si la pelea la hubiéramos hecho los 10.000 trabajadores de salud seguramente el resultado sería distinto. Pero es un proceso y estamos aprendiendo todos. Habrá nuevas oportunidades.

    Finalmente esta compensación salarial de 3.000 $ es un punto de partida para abordar un proceso en la mesa de dialogo, nos permite elevar el promedio salarial líquido que estaba por debajo de los 20.000 $ a más de 22.000$ para los trabajadores de salud pública.

    Seguro que es insuficiente. Seguro que con eso no llenamos nuestra heladera, pero es un paso adelante y un compromiso de profundizar el proceso que nos permita tener salarios dignos, estabilidad laboral y mejorar nuestras condiciones de trabajo.

    La democracia sindical: La decisión es de la asamblea

    También es importante resaltar la forma en que se tomaron las decisiones. La asamblea fue parte de todo este proceso. También el plenario provincial que es una forma de asamblea. En la que uno debe estar dispuesto a erigir como soberano al colectivo, por más que no coincida con nuestras ideas. Superando así la tentación autoritaria de querer tener la razón siempre, prevaleciendo lo individual o los acuerdos sectoriales. Entender que siempre el colectivo es mejor que el mejor de nosotros, tanto en los aciertos como en los errores.

    La asamblea fue central para proponer los puntos a reclamar, para definir las acciones a realizar, para equilibrar propuestas, para establecer definiciones y para poner límites también al autoritarismo del gobierno que pretendió con complicidad de algún sector de la justicia obturar nuestro legitimo reclamo a través del desalojo.

    En todo momento también la asesoría jurídica de la Dra Roxana Rivas despejó dudas, nos aconsejó, nos dio seguridad, nos acompañó, discutió con nosotros y nos mostró otra cara de la justicia. Concilió la legitimidad y legalidad de nuestros reclamos.

    Nuestras organizaciones nacionales de CTAA, y ATE estuvieron pendientes y colaborando permanentemente con el reclamo. Las seccionales del interior también fueron parte. Compañeros y compañeras de otras organizaciones. Nuestros compañeros de prensa que día a día hacían el esfuerzo para visibilizar la problemática y el conflicto sin desvirtuar lo que los trabajadores discutimos y definíamos en asamblea.

    Dimos este gran paso, los que tuvimos la conciencia para reclamar, participar de las asambleas, de las marchas. Los que después superando el miedo y los aprietes nos animamos a parar. Los que aprendimos un poco más sobre nuestros derechos, los que entendimos que debíamos organizarnos para disputar en mejore términos, los que elegimos delegados, los que aceptamos ser delegados. Los que mandamos mensajes de aliento para fortalecer la lucha. Los que pensamos en la situación del compañero de trabajo. Los que decidimos ser parte del acampe de la forma que sea. Los que pintamos carteles. Los que cocinamos para los demás. Los que pegamos carteles y repartimos volantes. Los que no entorpecimos a los que querían reclamar. Los que soportamos frio y lluvia. Los que nos abrazaban. Los que nos alentaban.

    En el camino quedaron los que arrancaron carteles, los que generaban dudas, los que pinchaban los grupos, los estrellitas, los que amenazaban, los que propagaban las amenazas, los que se burlaban, los autoritarios, los alcahuetes, los traidores, los carneros. Nos sobrepusimos a todos esos.

    Estamos decididos a no desaprovechar esta oportunidad. Vamos a redoblar las reuniones, asambleas y plenarios en los hospitales y caps. Lo que pasó nos tensó hacia adentro pero también tensó hacia afuera en la relación con el gobierno.

    Los trabajadores de salud dimos una nueva muestra de nuestra capacidad colectiva de reclamo y de organización. Ni hacia adentro ni hacia afuera vamos a desviarnos del rumbo que definimos juntos. Seguimos sosteniendo que no puede existir un sistema sanitario exitoso con trabajadores humillados y vejados salarial y laboralmente. Vamos seguir buscando, sumando a nuestros compañeros y compañeras hasta incluir a todos.

    La lucha por la salud es una lucha de la comunidad

    Todo lo que hicimos además fue posible por la generosa solidaridad de tantas organizaciones y personas que acompañaron este reclamo. Por nuestras familias que nos bancaron, las organizaciones sociales, los estudiantes, los docentes, los artistas, los vecinos.- por todas y todos.

    Este es un reclamo salarial y por condiciones laborales, pero es sobre todo una defensa de la Salud Publica como derecho humano básico para el más del millón de misioneros que hoy esperan que atendamos su salud, que los curemos e la enfermedad y que aliviemos sus dolores.

    Los derechos se disputan en las calles

    La ocupación de las calles en esta última semana, el acampe como medida para visibilizar la urgencia de los reclamos, donde ponerle rostro y cuerpo a quienes hoy están gritando que los salarios son de hambre, que la precarización laboral enferma y mata, que no se puede cuidar la salud de los y las otras con nuestros cuerpos enfermos y cansados.

    La determinación firme de nuestras compañeras, “las viejas” que se quedaron toda la semana y sobre todo por las noches cuidando que no se vacié el acampe, motivando, arengando, alentando. Los y las compañeras que llegaron con su carpa el lunes –con su hijo acuestas- y se fueron recién el viernes.

    La mística que volvió a sentirse, la pertenecía a nuestra clase, el pedido de ficha de afiliación, porque sintieron que este es el modelo sindical que los representa. La presencia de los pueblos originarios con su realidad como trabajadores de salud y también como usuarios de un sistema que tiene mucho que aprender de ellos y con ellos.

    La semana de lucha dejó mucho más que un acta acuerdo con una compensación salarial y los reconocimientos de derechos que siguen siendo insuficientes. Nos puso a discutir y a resignificar los principios que son parte de nuestra central y de nuestra ATE: Libertad y democracia Sindical. El debate abierto, las resoluciones discutidas en asambleas, los aprendizajes para sostener la construcción sin quebrar, sin violentar, sin lastimar.

    Este conflicto mostró además la cantidad de compañeras y compañeros que estamos embarcados en este proyecto colectivo, democrático, horizontal, antipatriarcal. Comprometidos en la defensa de nuestros derechos como trabajadores y en la construcción de un sindicato que nos incluye, que nos emociona y del que nos enorgullecemos ser parte.

    Esto es vital porque la lucha es larga y es muy esperanzador saber que cada día estamos más fortalecidos y más comprometidos en la pelea.


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