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    11 de febrero de 2020

    Historia de ATE Mar del Plata | Anécdota y breve anticipo

    Por Daniel “El Cholo” Parcero, de “la última barra de la esquina” de Primera Junta y 20 de setiembre, la esquina de “la casucha” de De Robles

    Estuve en mi ciudad natal, Mar del Plata avanzando sobre la etapa final de mi libro escrito junto a la compañera Alicia Reyley, referido a la historia fundacional de la seccional de la ATE local, hasta el momento en que sus autoridades dieran vida a la CGT Regional -1932-1947.

    Una ardua tarea revisionista, buscando raíces a flor de las arenas, y descendientes directos sobre las olas y el viento. Pude encontrar sobrinas de Juan Kursar, el fundador, quien a su vez fuera el responsable de alquilar el primer local, nada menos que a una cuadra del departamento en que viviera mi madre hasta su deceso. Aquel ex “boliche de chapa” recordado por viejos  vecinos, y que luego fuera la primera sede,  hoy convertido en prestigiosa pizzería y cervecería, donde tantas veces he ido a comprar exquisitas pizzas para no llegar con la manos vacías a ver a mi madre y hermana menor.

    Pero la mayor sorpresa y emoción fue dar con Susy de Robles de Lecler. Hija de quien fuera sucesor de Kursar, con sus brillantes 83 años, de quien pude saber que fueran mis vecinos de a media cuadra de las casa de mis padres en mi adolescencia.

    Una esquina que me estaba vedado transitar y más, cualquier acercamiento con quienes habitaban “ésas casuchas de madera en la esquina de los caballos” y las precarias viviendas aledañas. Cumplí con la retórica familiar hasta que desbordó mi rebeldía setentista, y pude trabar amistad con algunos amiguitos que fuimos parte de la “última barra de la esquina” (1976). Pero nunca me relacioné a los De Robles, hasta la semana pasada que ubiqué -110 mediante y golpeando puertas- a Susana.

    Nos encontramos en la pizzería de su amiga, en la tradicional “La Marcianita”, lugar en el que en mi infancia disfruté exquisitas porciones los sábados, a la salida de funciones nocturnas de cine en compañía de mis padres –pelis de Sandro, Palito Ortega, Tarzan, James Bond (cuando en “La Feliz” aún no había tele).

    Esta visita a mi ciudad, fue un ir y venir con reencuentros de vivencias que relacionaron mi pasado a mi presente, como dicen muchos compañeras y compañeros: de “historiador de ATE”. Cosas de la vida. No sabía por entonces lo que era un sindicato. Sí, que mi segundo hogar debía ser la escuela, como me señalaban con debida razón en casa, aunque para estos tiempos asistía a disgusto a un “hogar privado” –Instituto Don Orione-, del que también me rebelé. Y en poco tiempo ya trabajando, descubrí el nuevo segundo hogar: la casa de los trabajadores, que sigue siéndolo.

    Y es así que pasaron los años alineado en la vereda de los más, como los De Robles.

    Estando varias horas con Susy escuché atentamente su historia de vida y compromiso. Un orgullo emocionante. Había estado ahí a metros de la casa de un no menos brillante dirigente de los trabajadores del Estado.

    Gracias ATE por ésta inmensa responsabilidad de poder compartir la recuperación de ésta memoria que les pertenece. 

    ¿Quien era Esteban De Robles?

    En oportunidad de una renovación parcial de autoridades a dos años de la creación de la seccional, 1934, ascendería en escala de representación por decisión de sus compañeros Esteban De Robles, empleado técnico contable de Obras Sanitarias de la Nación con sede en la denominada Plaza del Agua - Guemes y Gral Roca, en la loma marplatense (instalaciones hoy en franco abandono)-. Nacido en Mar del Plata en 1900, a los 18 años había hecho su ingreso a la repartición desempeñándose en la  emblemática Torre Tanque,  ubicada en Falucho y Mendoza - en el punto más alto de la Loma de Stella Maris- y que constituía ya entonces un centro neurálgico en la prestación del servicio de agua en Mar del Plata. Por la época funcionaba en precarias condiciones de prestación del servicio.  La Torre  -aún en pié- cuenta con una altura de 88 metros, tenía una capacidad de 500 000 litros de agua potable, aunque la cantidad de los depósitos de reserva al pie de la torre contenían 13 000 000 de litros. Pero no estaba en condiciones abastecer a la creciente ciudad. Recién pudo ser reacondicionada gracias a un llamado a concurso de ante-proyectos en 1943 proyectado a favor de satisfacer las necesidades de agua de la creciente población.

    Esteban, en ejercicio de su tarea sufrirá la pérdida de un ojo como consecuencia del desprendimiento de una esquirla y la falta de una correcta atención oftalmológica.  Con el tiempo  será trasladado a cumplir tareas al pozo de agua que funcionaba debajo de la pedana del Torreón del Monje.

    No era solo el trabajo en Obras Sanitarias, y su compromiso de clase -que lo llevara a participar inicialmente en la construcción de la seccional, y dados sus conocimientos profesionales, a desempeñarse como tesorero- eran tareas que ocupaba su tiempo.  Esteban para éstos tiempos con 35 años de edad, casado y con cuatro hijos (su hija Susy con dos años de edad), se había mudado a un terreno recién adquirido en la esquina de Primera Junta y 20 de setiembre del Barrio Don Orione, trasladando  a pulmón desde el domicilio paterno ubicado a unas cuadras del lugar, su casilla de madera a rueditas de fabricación francesa, sus dos petisos: Gardelito y Muñeca, y un “pacato” mateo de dos ruedas -carruaje a caballo-. Esteban, en su tiempo libre y como una forma extra de sostén familiar, sabía trasladarse a Plaza Mitre o la Costa, poniendo en alquiler aquella movilidad para el disfrute de niños y turistas.

    Es más, recuerda su hija, Susy viuda de Lecler –reconocido periodista radial-, haber visto las crónicas periodísticas marplatenses que registraran fotografías donde aparece su padre trasportando al Presidente Marcelo T de Alvear en su visita de 1927, cuando el mandatario llega al balneario para habitar su residencia veraniega de "Villa Regina", ubicaba en la esquina de Aristóbulo del Valle 3899, e Infanta Isabel (actualmente Formosa), concebida por Alula Baldassarini. El nombre elegido para el ampuloso palacio vacacional era en honor a su esposa, Regina Pacini, de nacionalidad portuguesa

    A los 27 años, ya siendo empleado de Obras Sanitarias, y tres años antes que existiera la seccional de la ATE, el servicio de paseo costero ofrecido por el flaco De Robles, había centrado la atención del Presidente en una de sus caminatas por la Rambla.

    Cabe destacar que, a la fecha, descendientes de vecinos linderos a la mencionada esquina del citado Barrio Don Orione, aún recuerdan la morada de los De Robles, cuando siendo adolescentes, algún que otro domingo temprano,  pudieron gozar de un paseo de manzana en mateo sin costo alguno.

    En 1952, Susy, la hija menor de había contraído matrimonio con Lecler, el periodista radial local, y proyectaban una luna de miel. De Robles se inmiscuirá en el asunto aconsejando su veinteañera hija: “ Andá a ver al Gallego García a la ATE de parte mía y que te dé una mano”. Susana se apersonó ante el titular de la ATE, y primer secretario general electo de la CGT Regional, quien ante la inquietud expresada, de inmediato  confirmó la entrega de uno de los planes que, a los fines expuestos otorgaba la Fundación Eva Perón, chicana mediante: “Aunque no le guste a Perón, tendrás tu luna de miel”.

    El  ex dirigente de la ATE, habiendo sido en su último tramo de vida activa jefe sección, y tuviera un acercamiento nunca formalizado con el peronismo local –aunque en su casa recuerda su hija un destacado afiche de Eva Perón que posaba en una de las paredes, había llegado a tener un trato coloquial con el Intendente Teodoro Bronzini, con quien, durante el ejercicio de sus funciones sindicales se comunicara sin intermediaciones, ya sea para trasmitirle problemáticas gremiales como cuestiones barriales y otros menesteres.

    Esteban se jubila en 1960, y será un asiduo concurrente del Club de Obras Sanitarias donde junto a ex compañeros de tareas y activos afiliados, pasaba las tardes en partidas de truco hasta ser afectado por una nueva complicación visual al perder su otro ojo quedando ciego.

     


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