La solidaridad es una decisión política
Gustavo Quinteros, Secretario de Formación
Nadie se salva solo fue el título de la solicitada que
nuestra ATE y la CTA Autónoma suscribieron, el 12 de abril pasado, junto con
otras organizaciones sociales y sindicales. Allí se advierte, entre otras
cosas, que nos enfrentamos a una doble amenaza: el Covid-19 y sus consecuencias
en la economía real, profundizando una crisis mundial que crece al ritmo de la
pandemia.
Transcurrieron dos meses hasta el momento en que escribimos
estas líneas, de manera colectiva, desde el equipo de Formación para poner en
común con todxs lxs compañerxs del país.
Dos meses en los cuales, miles de compañerxs en todo el
territorio nacional, han encarnado la primera línea de acción en hospitales,
escuelas y organismos públicos de todo tipo, garantizando los derechos de nuestro
pueblo.
Dos meses, donde hemos debatido en múltiples espacios, la
educación que se viene, la importancia de la salud pública, las implicancias
del teletrabajo, las repercusiones de la crisis sobre el trabajo y el salario,
en fin, el mundo post pandemia, o “la nueva normalidad”.
Pero también fueron dos meses en los cuales el debate sobre
el fundamental rol del Estado y las políticas públicas ha llegado a un consenso
inédito aún por parte de sus mayores detractores liberales.
Para ciertos grupos, con determinados intereses, guiados por
el más despiadado individualismo, el Estado no es más que un objeto
instrumental, del cual hacen uso para beneficio personal, o sectorial. Sobran
ejemplos.
Pero también sobran ejemplos de solidaridad y otra mirada
sobre lo estatal.
Transcurrieron dos meses donde el ejemplo solidario de las
organizaciones sociales, políticas y sindicales le han puesto el cuerpo a eso
de que nadie se salva solx.
Miles de compañerxs concurrieron diariamente a sus puestos de
trabajo disputando el sentido político de un Estado que está permanentemente en
tensión. Miles de compañerxs, acudieron a los barrios más humiles, cubriendo
necesidades que pusieron en evidencia la desigualdad lacerante que nos
atraviesa de norte al sur del país.
Dos meses repletos de actitudes solidarias que no tienen
prensa, ni rostro, ni nombre, hasta que perdemos a algunxs de ellxs en esta
guerra sin cuartel contra el virus de la desigualdad.
Lxs trabajadores y trabajadoras estatales, escribimos la
historia de esta disputa subterránea, que pretende la construcción de un Estado
más democrático y popular, pero también lo suficientemente solidario para que
garantice la felicidad de todxs.
Desde la Secretaría de Formación hemos destacado reiteradas
veces la importancia fundamental de las construcciones colectivas, no solo en
los procesos formativos.
No podemos pensar una formación emancipadora desde lo
meramente individual. Nos formamos con y para otrxs. Es entonces la solidaridad
un concepto clave y profundamente político en cualquier propuesta formativa
pensada desde y para la clase trabajadora.
Estamos convencidxs de esa premisa, y que solo así podremos
enfrentar la doble amenaza del aislamiento social que rompe los vínculos en
todos los ámbitos y la crisis con la que nos pretenden cargar.
La solidaridad es la marca de este tiempo y de nuestras
organizaciones. La solidaridad es una decisión política.
Ser solidario, en un mundo formado para la competencia y el
individualismo, es un acto contrahegemonico, que amerita de toda nuestra
fuerza, de toda nuestra organización y de todo nuestro entusiasmo.