• Buenos Aires

    31 de julio de 2014

    Solidaridad de ATE con los trabajadores de LEAR

    Una delegación del sindicato encabezada por el titular del Departamento de Derechos Humanos, Héctor Carrica, llevó el respaldo del Consejo Directivo Nacional a los trabajadores despedidos y reprimidos por la policía bonaerense y la gendarmería nacional, con la anuencia de la burocracia sindical y el ministerio de Trabajo

    Hasta el kilómetro 31 de la autopista Panamericana se acercaron ayer dirigentes de ATE nacional para alcanzar a los trabajadores despedidos y reprimidos en la autopartista norteamericana Lear una carta que fue recibida por los delegados Rubén Matu y Silvio Fanti. La presencia de 500 gendarmes y policías grafica la militarización de la zona, donde persiste el acampe de los operarios, organizaciones sindicales, sociales y políticas.

    La misiva expresa la solidaridad con los trabajadores ante los despidos y la represión. Repudia además “el sometimiento de las autoridades que apoyan a las multinacionales yanquis que no cumplen con la ley ni reconocen la Constitución Nacional que nos otorga el derecho a huelga ni los cinco fallos judiciales que ordenan la restitución de los delgados. Funcionarios que en lugar de resolver el conflicto a favor de las justas demandas, apoyan a las patronales buitres defendiendo sus intereses a costa de nuestros trabajadores e irrespetando todos los tratados internacionales de Derechos Humanos a los que nuestros país suscribe”.

    Héctor Carrica informó a El Trabajador del Estado que se formalizó un fondo de huelga al que “seguramente el Consejo Directivo Nacional y las juntas internas van a contribuir. Este espíritu va en consonancia con el modelo sindical de ATE de solidaridad de clase ante cualquier trabajador despedido y reprimido, y de libertad sindical”.

     

    Radiografía del ajuste

    El caso de las suspensiones y despidos en Lear es uno entre tantos que se suceden en varias empresas de distintos sectores de la producción. Un emblema de que la crisis económica la paga nuevamente la clase trabajadora que, durante los últimos diez meses, carga sobre sus espaldas con 370 mil despidos.  

    Lear suspendió el 28 de mayo pasado a 230 trabajadores y emitió luego cien telegramas de despidos, entre ellos al cuerpo de delegados, en un acto de violación a la tutela sindical que los protege. Además, la autopartista impide su ingreso a la planta.

    Por estos días, el Ministerio de Trabajo cita en términos individuales a los trabajadores para definir su futuro. En una maniobra a todas luces coactiva, 90 han aceptado el retiro voluntario y sólo 30 fueron reincorporados. El resto se resigna desde la calle a esperar una perspectiva laboral a futuro.  

    Hace unos días, el SMATA realizó en su sede central una “asamblea sin debate”, según palabras de su Secretario General, Ricardo Pignanelli. De acuerdo a la versión de algunos trabajadores, los asambleístas pertenecientes a Lear fueron desviados en un micro que los conduciría a la fábrica, para votar en el edificio sindical la destitución de la comisión interna en Lear, lo que Héctor Carrica calificó como un “acto de entrega”.

    Desde el inicio del conflicto, las varias protestas que los trabajadores acampantes realizaran sobre la Panamericana y colectora fueron reprimidas por Gendarmería nacional y la policía bonaerense, constituyendo así la otra parte del cóctel del ajuste. 

    Prensa ATE


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