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    16 de septiembre de 2016

    Historia de estatales: Carlos Custer, el trotamundos de ATE

    Carlos Custer fue diputado nacional, embajador argentino en el Vaticano, directivo de una central sindical internacional e histórico dirigente de ATE y la CTA. Recorrió el mundo defendiendo la lucha de los trabajadores con la camiseta de ATE puesta.

    Hijo de una docente y de un trabajador del vidrio que inmigró de Suiza, el compañero Carlos Custer nació en la localidad bonaerense de Quilmes un 7 de octubre de 1939.

    Con solo tres años perdió a su padre y, más temprano que tarde, aprendió que había que trabajar para ayudar a la vieja. Así fue que con dieciséis pirulos ingresó a la Cristalería Rigallou donde se convirtió en trabajador primero y, no mucho después, en delegado, luego representante de la Comisión Interna y, finalmente, dirigente nacional del sindicato del vidrio. En esa condición participó como delegado, tras la intervención de la dictadura, en el congreso normalizador de la CGT en 1963. Por los años que gobernaba el radical Arturo Illía.

    Años después pasó a trabajar en el Estado y, crease o no, fue dirigente de UPCN. En su representación formó parte de la fundación de la Confederación Latinoamericana de Trabajadores del Estado (CLATE) y participó en 1968 de un nuevo Congreso Normalizador del que surgió la ya mítica CGT de los Argentinos, el sindicalismo que combatió a la dictadura de Onganía.

    Allí, el compañero Custer, famoso por saber estar en el momento justo y en el lugar indicado, tuvo el orgullo de ser la voz que, en aquel Congreso Normalizador, proclamó a Raimundo Ongaro como secretario general de esa experiencia combativa en la historia de  la CGT. También tuvo el honor militante de visitar las celdas de la dictadura de Onganía en calidad de preso político y sindical en aquellos años de bastones largos y pueblazos.

    En 1969, con solo 30 años, fue elegido secretario general adjunto de la Confederación Mundial del Trabajo (CMT), la central cristiana y tercermundista; una de las 3 en que se dividían los trabajadores del mundo por aquellos años. Y se fue a vivir por primera vez a Bruselas hasta el año 1974 dando comienzo a una vida propia de un trotamundos del sindicalismo internacional.

    Al regresar se incorpora nuevamente a su trabajo en la Salud Pública pero esta vez elige a ATE como su sindicato y conoce a Víctor De Gennaro y a Germán Abdala con los que construye una relación de amistad y compañerismo.

    En 1984 fue elegido secretario de prensa de la primera conducción de la ATE, recuperada de las manos de los que habían colaborado con la dictadura. Fue reelecto en el 87  y dos años después, como fruto de su militancia justicialista, fue elegido diputado nacional por la provincia de Buenos Aires representando los aires nuevos que proponía la llamada renovación peronista en aquellos primeros años de la democracia.

    Su actividad como diputado duró poco tiempo porque fue nombrado prontamente secretario General de la CMT y tuvo que volver  con su gran familia nuevamente a Bruselas a principios de los noventa. Promovido por el polaco Lech Walesa, entre otros líderes sindicales del mundo, fue el primer secretario general no europeo en conducir una de las 3 centrales mundiales.

    En la CMT estuvo durante 6 años, representando a 108 países, de los cuales visitó 87. Conoció presidentes, primeros ministros, reyes, papas y todo tipo de mandatarios. La caída del Apartheid y del muro de Berlín, la democratización de los países africanos, el avance del neoliberalismo en el mundo y los esfuerzos por presentarle batalla ocuparon sus días por aquellos años.

    En el medio se dio el gusto de hablar en nombre de la Confederación Mundial en el Luna Park en 1996 donde nació oficialmente la Central de Trabajadores de la Argentina.

    El presidente Néstor Kirchner le ofreció ser el embajador argentino en el Vaticano y en el 2003 volvió a armar las valijas para irse a Roma. Y allí estaba cumpliendo sus funciones cuando falleció el Papa Juan Pablo II y cuando asumió Benedicto XVI.

    Entre su currículum político se destacan tres visitas al General Perón en la quinta de Puerta de Hierro, Madrid;  un almuerzo familiar compartido con el líder palestino Yasir Arafat en Túnez y el honor de acompañar a Lula en sus luchas metalúrgicas de San Bernado en San Pablo, cuando nadie soñaba con verlo presidente del Brasil.

    Manifiesta el honor de haber sido fundador de la agrupación ANUSATE, aunque por razones de agenda internacional no pudo estar el día de su fundación. Pero con sus contactos y recursos supo apoyar a esa y a todas las agrupaciones sindicales que luchaban contra la dictadura y a más de un perseguido político lo ayudó a exiliarse en esos tiempos de represión sangrienta.

    Hoy es vicepresidente del Comité Político de la CLATE, delegado titular del Foro Consultivo Económico-Social del MERCOSUR (FCES) y consejero de la Secretaría de Relaciones Internacionales de la CTA.
    Hace pocos días recibió la medalla al Mérito Militante “Germán Abdala”, junto a un grupo de afiliados estatales de Capital y provincia de Buenos Aires. Un pequeño gran honor para un hombre que recorrió el mundo con la camiseta de ATE puesta..

    Honoris

    (Nota publicada en la edición de septiembre de El Trabajador del Estado)

    Prensa ATE


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